La corrupción política es el abuso de cargos públicos para conseguir ganancias privadas ilegítimas y toma muchas formas, entre otras, fraude electoral, soborno, malversación de fondos, pago de comisiones clandestinas en adquisiciones, nepotismo, amiguismo y venta de bienes fiscales para la obtención de beneficios privados. Las intervenciones contra la corrupción, como las campañas de movilización electoral y las medidas para la divulgación pública de información específica, tienen más éxito en controlar la corrupción cuando los votos están en juego. Sin embargo, la dinámica del poder local y las percepciones de la población sobre la corrupción influyen en cuán activamente los ciudadanos participan en tales iniciativas. El apoyo gubernamental a las intervenciones contra la corrupción también juega un papel crucial en la determinación del éxito del programa, aunque aún no existe evidencia que demuestre la eficacia de estos programas en reducir la corrupción a largo plazo.